Clases de riesgo III y IV
TRATAMIENTOS PARA EXTERIOR
La madera destinada a exteriores es tratada con sales hidrosolubles con el fin de hacerla resistente al agua y a la humedad propias de la intemperie.
Las maderas que reciben estos agentes químicos son fácilmente reconocibles por acabado en color verdoso, o marrón, y también incoloro según la preferencia del cliente.
Acabado y tratamiento de la madera
Tienen la finalidad de protegerla para poder utilizarla de un modo eficaz y prolongar su vida útil. Dicho tratamiento depende del tipo de madera y del uso que se vaya a dar, en este caso, la madera destinada a exteriores recibe tratamientos para las clases de riesgo III y IV.
Tratamientos por inmersión prolongada
Se sumerge la madera, durante un periodo determinado, en un baño de líquido antiséptico e hidrófugo (creosota sulfato de cobre, cloruro mercúrico, etc.).
Para conseguir la máxima penetración, debe calentarse el baño una vez sumergida en él la madera, produciéndose una dilatación del aire contenido en la celolosa, obligándo a salir parte de él en forma de burbujas. Si después se enfría el baño, el aire que aún queda en la madera se contrae e impulsa el líquido hacia el interior de la misma. Para tratamientos con creosota se llega hasta 100-130ºC, y, para el sulfato de cobre y el cloruro mercúrico a 60-70ºC.
Metalizado: por inmersión de la pieza de madera en un baño de metal fundido, como: plomo, estaño y sus aleaciones, se aumenta considerablemente la dureza y la resistencia mecánica a la vez que se pierde la combustibilidad.
Ácido úrico: la urea en grandes cantidades hace plástica la madera, es decir, facilita su curvatura y cambiarla de forma cuantas veces se quiera, sin más que repetir el proceso de ir dandola la forma deseada en caliente y proceder después a su enfriamiento.